10.23.2010

24. Películas yankis y sus alimentos no perecederos que asustan.

En el pasaje Dardo Rocha, por ir a escuchar 107 faunos y ver un par de cortos de cine independiente:
-  ¿Cuánto está la entrada?
- Cinco pesos - bien - y un alimento no perecedero. - mierda.
- U... justo hoy que me olvido mi alimento no perecedero...
- Acá a la vuelta hay un Carrefour.
- No,no. Muy caro. Ya fue. Gracias.

Y fuimos a recorrer el paseo. Para ese entonces ya habíamos visto la majestuosa exposición de Liniers, jugado a las escondidas entre las estanterías vacías donde hacía un par de días había libros. En una de ellas encontramos un cuaderno oficio con un par de apuntes de cosas de historia (presidentes, peronismo y nosequé más). Agarré un lápiz e hice un par de dibujitos en una hoja blanca que ya tenía ootro par de dibujitos, después escribí "DIBUJÁ ACÁ" y me fui para que los demás disfrutaran del arte. También dejé mi lapicito verde. Me sentí como Amelie.

Después de eso, como no sabíamos qué hacer, decidimos subir la enooorme escalera en espiral. Hay muchas escaleras en el pasaje Dardo Rocha, pero nosotros encontramos la más grande: estábamos en la planta baja, subimos un poco y vimos una arcada que daba con el primer piso, pero ya lo habíamos visto, así que seguimos subiendo para ver el tercer piso porque aparte podíamos ver algo parecido al cielo y creímos que era como una terraza.
Eramos dos boludos subiendo las escaleras QUE DABAN MUCHO MIEDO y cagándonos de risa para no llorar de miedo. Estábamos alejados de todos y no se escuchaba ni la banda tocando, creo que ni siquiera podíamos entrar en esa parte. Maxi, que estaba adelante mío, señaló una escritura roja y chorreante en la pared que ... no sé que decía, creo que era un nombre... pero estaba con rojo y al mirarlo rápido parecía sangre. Seguro era pintura, pero nos dimos el cagaso de la vida así que nos fuimos corriendo y no se nos ocurrió subir. Tuvimos mucho miedo.

Estas películas yankis son una reverenda porquería. Son la causa del miedo de todos los chicos y chicas durante su infancia (y su adolescencia, como en nuestro caso).
Si no hubiera pelícuas yankis no tendríamos miedo a los fantasmas, no tendríamos miedo a quedarnos solos, no tendríamos miedo de caminar por un cementerio de noche, no tendríamos miedos de ser secuestrados por un hombre lobo cuando al salir a buscar la basura y por úlimo (pero no menos importante) no habría tantas mujeres tristemente solitarias con almohadones con la cara de Edward Cullen bordada (igual los libros son muy buenos. No pretendía ofenderla, señorita Stephenie Meyer; es usted una excelente escritora).

No hay comentarios:

Publicar un comentario